Con sangre priista en sus venas, este personaje ha sido célebre por sus constantes desvaríos en lo diversos cargos que ha ocupado en su ya larga carrera política.
Transformada en color morado, gobierna el espléndido estado de Campeche con más fracasos que aciertos, demostrando que es una diva de la falacia y el engaño.
Antes, juro amor y lealtad al priismo rancio que representó su padre y encaprichada por no ser tomada en cuenta a la gubernatura de su estado por ese partido, se fue a buscarlo a otro lado hasta que lo consiguió en Morena.
Ahí, también juro lo mismo y apenas se fue su padrino tabasqueño, comenzó a mostrar su verdadera cara. Autoritaria y retadora incorporó a su gabinete al calderonista Jorge Luis Lavalle como su secretario de Desarrollo Económico, a pesar de que este tipo está implicado en el turbulento caso de corrupción de Odebretch.
Y haciendo caso omiso a lo expresado por la presidente Claudia Sheinbaum de que ella no lo hubiera invitado a ocupar un cargo, la campechana defendió a su muchacho, aferrándose a decir que él es inocente, valiéndole un bledo lo que dijo la primera mandataria, olvidando los legados morenistas.
De que la perra es brava, hasta los de casa muerde.