Los plásticos se usan para fabricar envases y empaques de uso cotidiano. Algunos de ellos tienen la menor huella ambiental.
Así lo confirmó la asociación civil sin fines de lucro Ecología y Compromiso Empresarial (Ecoce).
Los plásticos pueden llegar a ser un aliado en el cuidado del medio ambiente por su ligereza, durabilidad, resistencia y por ser un material 100% reaprovechable. Pero todo depende de su correcta gestión.
A diferencia de otros materiales, algunos plásticos pueden reciclarse y un caso de éxito es el plástico PET.

El PET es el tipo de plástico utilizado para fabricar envases y botellas para bebidas. Se cree que es de un solo uso, pero eso sólo sucede si no es gestionado para su correcto reciclaje.
Al transportar botellas hechas con otro tipo de materiales, el PET ofrece ventajas y una de las principales es su facilidad para reciclarse.
México es líder en reciclaje de PET en el Continente Americano y supera a países como Estados Unidos, Canadá y Brasil.
¿Cómo viviríamos sin plásticos?
La consultora McKinsey indicó que la sustitución total de plásticos por materiales alternativos podría hasta cuadruplicar la huella de carbono de los envases.
Y es que algunos plásticos han permitido avances en sostenibilidad y cuidado ambiental, según la FAO.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) destaca la conservación de alimentos como uno de los grandes beneficios de los plásticos.

Ciertos plásticos permiten la conservación de entre 40% a 70% de alimentos en la cadena logística.
Los plásticos son clave en temas de reducción del desperdicio. Su uso permite que toneladas de alimentos no sean desechados.
Además, el plástico está presente en más del 50% de los productos de uso cotidiano y se ha perfeccionado para tener una reducida huella ambiental.
Vivir sin plásticos sería devastador?
Eliminar los plásticos podría tener mayores afectaciones que ventajas, por ejemplo, impactos en el costo y en el uso energético del transporte.
Si usamos materiales distintos al plástico al transportar una bebida podríamos no sólo incrementar el peso, sino el uso de gasolina y los tiempos de entrega.

Además, eliminar ciertos plásticos eliminaría la inocuidad de algunos alimentos.
El impacto de vivir sin plásticos no sólo no sería viable en este momento, podría llegar a ser devastador.
Sin embargo, atacar a los plásticos puede ser una estrategia para captar simpatizantes e incentivar el odio a ciertas industrias y en realidad no atender el verdadero problema.
Entonces, ¿Con qué opciones contamos?
Un dato importante es que la economía circular puede reducir la contaminación plástica en 80%.
Así lo indica el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por sus siglas en inglés).
Y, ¿por qué esta visión de circularidad no es el principal mensaje al público? No lo sabemos, pero debería serlo.
La economía circular se refiere a un sistema que permite reutilizar materiales y volverlos a poner en circulación con vida útil.

Muchas veces se culpa al plástico de la contaminación sin darnos cuenta que, más allá del material, es lo que hacemos con él una vez que lo desechamos.
El destino que sufre una botella depende 100% del consumidor al ser desechada en un contenedor correcto o incorrecto.
El consumidor hace la diferencia
Las acciones del consumidor hacen la diferencia entre que un plástico llegue al mar, por ejemplo, o que se convierta en una nueva botella o en otro producto de material reciclado.
A pesar de esto, México ha hecho las cosas bien en este sentido. Hoy 6 de cada 10 botellas de PET se reincorporan al ciclo productivo.
En nuestro país, Ecoce reporta el acopio de 79 mil de materiales reciclables y la canalización para su reciclaje se traduce en 136 millones de kilogramos de CO2 que no se emitieron a la atmósfera.

La visión de circularidad y reciclaje realmente puede ayudar a disminuir el impacto ambiental global.
Además, la educación, el cambio de cultura en los distintos países y estrategias de sustentabilidad contribuyen a este cambio de paradigma en la industria y las personas.
Pero es necesario rechazar ideas que sólo busquen un enemigo sencillo y no vean la complejidad del tema.
Como ejemplo del impacto, el reciclaje y acopio de PET hecho en México en los últimos años equivale a haber plantado 15 bosques de Chapultepec.