
La afición al fútbol en México es quizá de las 10 más importantes a nivel mundial. Según la más reciente Encuesta Nacional de Afición al Fútbol 2025 realizada por MITOFSKY -a través de un levantamiento realizado del 4 al 8 de junio de 2025 con una muestra nacional de 1,200 personas mayores de edad-se confirma que el fútbol sigue siendo el deporte más popular en nuestro país, no solo por su noble afición sino por el debate y las emociones que genera en cada jornada, y que permea en todos los estratos sociales.
Algunos datos de la muestra: El 63.5% de los mexicanos les gusta ver, jugar o estar enterados del fútbol, mientras el 47.1% del box, y el 42.8% del básquetbol. Incluso del año 2007 en que MITOFSKY levanta este tipo de encuesta, en su histórico, el fútbol ha crecido de afición del 57.8% al 63.5% actual. Es decir, seis de cada diez mexicanos son seguidores del fútbol. El seguimiento al fútbol femenil también ha crecido, y el 40% de la población está algo o muy interesada en los juegos de fútbol protagonizados por mujeres. Además, el 27% de los entrevistados da seguimiento puntual a la Liga Española, y las plataformas de internet han acercado el fútbol de prácticamente todas las latitudes a la afición local.
En México y el mundo, el fútbol es -cada vez más- un fenómeno complejo que conjuga deporte, catarsis social, espectáculo, entretenimiento masivo, negocio y marketing deportivo, entre otras dimensiones, que además es regido por “reglas propias” no solo deportivas, sino laborales, administrativas, políticas y económicas a través de uno de los poderes formales o fácticos (según convenga) más poderosos del orbe, denominado la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), que cuenta oficialmente con 204 países afiliados mediante sus respectivas asociaciones, más que la ONU que tiene 191 países miembros.

Cada cuatro años la FIFA celebra el Mundial, la fiesta más grande del fútbol. En 2026 México compartirá la sede con Estados Unidos y Canadá, siendo así el único país que ha albergado esta justa en tres ocasiones: 1970, 1986 y 2026.
En lo plenamente futbolístico los mundiales de México ‘70 y México ´86 fueron un rotundo éxito. 1970 significó la consagración de Edson Arantes do Nascimento “el Rey Pelé” con la coronación de la escuadra verdeamárela, y en 1986 Diego Armando Maradona condujo a Argentina al campeonato. Ambos astros llegaron a su cúspide en tierras aztecas.
No obstante, en el ámbito político y social las cosas en México fueron muy diferentes en la época previa a ambos campeonatos del mundo. En México, en 1968 cientos de estudiantes -en demanda de libertades democráticas- fueron masacrados en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, por el régimen autoritario del PRI-gobierno -en manos de Gustavo Díaz Ordaz-; el 2 de octubre de aquel año, además de los caídos del movimiento estudiantil ante el fuego cruzado entre el ejercito mexicano y el grupo paramilitar “Batallón Olimpia” hubo cientos de encarcelados, desaparecidos y estudiantes que tuvieron que exiliarse fuera del país simplemente por atreverse a disentir.
Los Juegos Olímpicos de 1968 se llevaron bajo una “paz” impuesta desde la cima del poder presidencial, de hecho, la inauguración prevista para el 12 de octubre fue uno de los elementos centrales para la “decisión de Estado” de recrudecer la represión contra el movimiento estudiantil y popular, al grado de intentar su aniquilamiento total.

Unos meses después del genocidio de Tlatelolco, la selección mexicana de fútbol inauguraba el Mundial el 31 de mayo de 1970 ante su similar de la URSS, ante un pletórico Estadio Azteca, en el primer juego mundialista trasmitido por televisión a color. Nadie refirió que al mismo tiempo en las crujías de la prisión de Lecumberri decenas de jóvenes seguían presos de conciencia, entre ellos el célebre novelista José Revueltas.
En México 86, el Mundial se celebró después de un desastre que, si bien, fue eminentemente natural se convirtió a su vez en una tragedia social que evidenció la negligencia criminal de un sistema político en decadencia: el sismo del 19 de septiembre de 1985. Cientos de edificios públicos entre ellos hospitales, escuelas y multifamiliares se derrumbaron por haberse edificado con materiales de tercera, bajo la opacidad de los funcionarios de gobierno que se enriquecieron con estas obras sin importar el costo final de sus malas decisiones.
El régimen priista había gestado desde 1982 -con el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado- su viraje al neoliberalismo; la característica principal de los años ochenta fue la vulnerabilidad económica resultante de sexenios marcados por la corrupción, esto se tradujo en recurrentes crisis, el pueblo se enfrentaba a las secuelas de sucesivas devaluaciones del peso frente al dólar y a los golpes en el bolsillo de una galopante inflación.
Originalmente, el Mundial se iba a celebrar en Colombia, pero los problemas en aquel país trasladaron la sede a México, que, aprovechando la infraestructura de 1970, se decía con un humor no alejado de la realidad que “el Mundial de 86 se organizó con un bote de pintura”; lo cierto es que se remodelaron viejas sedes y se construyeron nuevas como el Estadio La Corregidora de Querétaro, algo incomprensible para el pueblo en el contexto de una ciudad capital devastada.

No obstante, los sismos de 1985 también significaron el despertar del pueblo organizado, la propia gente de diversos sectores y estratos sociales se unificó en solidaridad verdadera para rescatar a las víctimas y superar la emergencia, rebasando el vacío o ineficacia de las autoridades.
Otra vez un 31 de mayo, pero de 1986 se inauguró la fiesta del Mundial en México, como se estilaba entonces el campeón del mundo abrió la Copa, así Italia enfrentó a Bulgaria en el primer juego; pero la nota nacional e internacional fue impresionante abucheo en vivo y a todo color de los más de 100,000 espectadores asistentes en el Estadio Azteca al presidente Miguel de la Madrid, una protesta que impidió con gritos y chiflidos que se escucharan sus palabras de inauguración del evento. Esta fue la muestra del repudio popular a un gobierno que había dado la espalda a su gente en el desastre de 1985.
En 2026 la historia será diferente, hay un gran consenso del pueblo mexicano con su gobierno, de acuerdo a sondeos de los propios medios convencionales entre un 80% y 90% respalda o aprueba a la Presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum. En el interior -salvo la oposición degradada a la lógica de que “le vaya mal a México para que les vaya bien a ellos” y de la que no debemos descartar montajes y provocaciones, hay condiciones para una verdadera fiesta del fútbol. Paradójicamente, las contradicciones que pueden afectar el ideal de la FIFA de convocar a este torneo en toda América del Norte, es la tensión generada por el delirante gobierno de Donald Trump con sus vecinos Canadá y México; pero ya falta menos para que el balón empiece a rodar, y la pelota no se mancha.


El cargo Los claroscuros mundiales de fútbol en México / Por René González apareció primero en Reporte 32 MX, El medio digital de México.