La reacción mexicana vuelve a la calle / Por René González y David Toriz

Una nueva provocación fue montada y financiada para ser transmitida en vivo y en directo por los noticieros de TV Azteca. Millones de bots y decenas de voceros de la derecha nacional e internacional fueron desplegados para alentar una movilización que nunca quiso disimular sus ánimos de desestabilización.

A menos de dos días que la Suprema Corte de Justicia de la Nación rechazó -la enésima chicanada jurídica para evitar las obligaciones fiscales de las empresas del oligarca Ricardo Salinas Pliego-, las fuerzas conservadoras se auto- convocaron para explícitamente intentar “quemar” el Palacio Nacional. E oligarca prefiere incendiar lo que este a su alcance antes que cumplir sus responsabilidades como cualquier ciudadano ante la ley.

A esta convocatoria confluyeron los militantes “apartidistas” de FRENAA y de la Marea Rosa, los mismos que habían marchado en defensa de los privilegios del INE y luego de Poder Judicial; todos encabezados por los viejos dirigentes del PRD y del PAN, los personeros “independientes” de Claudio X González, así como los “cuadros” juveniles de los diputados golpeadores del PRI y la alcaldesa ultraderechista de la Cuauhtémoc.

La verdadera novedad fue la máscara que intentaron apropiarse estos viejos reaccionarios para disfrazarse como expresión de descontento de los jóvenes identificados en otras partes del mundo como “Generación Z”

No necesitamos voltear a las revueltas o manifestaciones que en lugares tan disímbolos como Nepal, Perú, Francia o Indonesia se han apropiado de la bandera de One Piece; ni mucho menos adentrarnos en el manga de Eiichiro Oda para entender la vergonzosa impostura de la derecha mexicana al pretender privatizar el símbolo global de la calavera con el sombrero de paja, que significa para sus millones de lectores de todas las edades, la búsqueda de la libertad y un proyecto común para los excluidos.

Pero que, en México bajo la manipulación en medios y redes, con el uso político de los temas de inseguridad y corrupción se quiso suplantar para intentar sumar a los jóvenes bajo las banderas de la derecha mexicana.

Fracasaron.

Los insultos sexistas, racistas y clasistas en contra de la Presidenta Claudia Sheinbaum, la abierta defensa de la evasión fiscal, las expresiones de odio hacia los pobres y el llamado a la intervención extranjera son consignas ya conocidas de estos contingentes que pintan de cuerpo entero a los supuestos “libertarios”; pero además hubo terribles novedades en estas movilizaciones del 15 de noviembre como las pintas abiertamente nazis, por primera vez, en la puerta de la Suprema Corte; pero sobre todo, la violencia planificada en contra de la policía para intentar provocar hechos de sangre que puedan ser capitalizados y escalar así la confrontación.

Pegar para auto victimizarse.

En la defensa de la Transformación hay que mantenernos alertas porque la sola recopilación de las opiniones hilarantes y encolerizadas de los participantes en estas marchas puede llamarnos a minimizar un ideario que comparten con la derecha internacional.

Porque se trata de los sectores que no tiene empacho en reivindicar una patria para pocos, practicando su aspiracionismo social bajo el lema Dios, Propiedad y Familia como síntesis de los valores más conservadores del continente; mismos a los que hoy se ha plegado abiertamente el PAN, solo sustituyendo forzadamente a Dios por la Libertad en un país abiertamente laico como lo es México.

Es en nuestra historia donde están las claves para leer esta confrontación política. El proyecto conservador que fue derrotado en el siglo XIX por la República encabezada por Benito Juárez, solo ha cambiado de rostro para cultivar el rencor en contra de los ideales de justicia social e igualdad con los que se identifica el pueblo de México. Los sucesivos grupos que han detentado el poder político, desde los científicos porfiristas, los priistas autoritarios y los tecnócratas panistas han tenido que adoptar falsariamente como discurso los principios liberales para ejercer el gobierno; por eso, quienes han seguido reivindicado abiertamente las causas conservadoras han sido siempre sectores minoritarios que fueron reforzados por la jerarquía católica durante la Guerra Cristera o fueron institucionalizados con la conformación del Partido Acción Nacional que se fundó en contra del proyecto cardenista y con clara inspiración fascista.

Las fuerzas reaccionarias mexicanas hoy llenas de odio no tienen que disfrazarse de personajes del “Manga” para expresar su odio de clase y su descontento ante la pérdida del régimen de privilegios que detentaron por décadas; porque les bastó movilizar a grupos de porros profesionales y jóvenes lumpenizados quienes para intimidar no dudaron en atribuirse su pertenencia incluso a carteles del crimen.

El llamado del dirigente del PAN, Jorge Romero diciendo en un noticiario aliado a su causa que a la oposición “solo le falta recurrir a la violencia” ha sido atendido por los herederos de las Camisas Doradas de la Acción Nacional Revolucionaria y la Unión Nacional Sinarquista, la cofradía secreta del Yunque o el grupo de choque anticomunista Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO). La verdadera novedad es que los viejos y nuevos conservadores ya no sienten pena por estar del lado de la ultraderecha, su odio al pueblo de México es su denominador común.

El cargo La reacción mexicana vuelve a la calle / Por René González y David Toriz apareció primero en Reporte 32 MX, El medio digital de México.

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