El 13 de junio de 2018, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino anunció que, por primera vez en la historia de la Copa del Mundo, el máximo evento futbolístico del año 2026 sería realizado por tres países de manera conjunta.
Los elegidos para organizar la edición número veintitrés de la justa mundialista fueron: México, Canadá y Estados Unidos. La noticia causó júbilo en la gran mayoría de los mexicanos. Un nuevo mundial en casa, llena de alegría y optimismo a cualquiera y serlo tres veces en la historia es todavía más trascendente.
Los múltiples beneficios que representan competencias de esta índole son altamente productivos para la nación que los realiza.
La economía crece, la cultura se expande, el pueblo se sosiega por un momento y la posibilidad de que el éxito deportivo llegue, hacen de ese momento una oportunidad única para trascender como nación.
Sin embargo, el descontento y la desilusión llegaron muy pronto a México cuando se dio a conocer el calendario y el número de juegos que se llevarían a cabo en cada país. Sonaba muy lógico pensar que, de los 104 partidos a celebrarse, se repartieran en partes iguales entre los tres países. Sin embargo, no fue así.
El poder estadounidense, la FIFA y su benevolencia diplomática ofrecieron a México y a Canadá solo trece juegos en diferentes sedes para darle un toque democrático al futbol.
Por cortesía a nuestro país le dieron la gran oportunidad de pasar a la historia como el primer país en realizar tres inauguraciones en el mismo estadio. Solo eso y nada más.
La narrativa oficial dice que México va a organizar su tercer mundial en casa, pero la realidad es que son solo migajas para para entretener al pueblo.
Trece juegos son una nimiedad, además los rivales son muy poco atractivos y difícilmente tendrán aficionados que vengan a apoyarlos. Incluso los locales tendrán que desembolsar mucho dinero por una entrada, lo cual lo convierte en un evento demasiado caro.
La selección solo jugará dos partidos en el renovado estadio Ciudad de México y uno más en Guadalajara. Si logra pasar a la siguiente ronda posiblemente vuelva a pisar la grama del majestuoso ex Azteca.
Guadalajara y Monterrey se conformarán con cuatro juegos cada uno, es decir una dosis miserable para los setenta y ocho que están programados para los meses de junio y julio de 2026 a celebrarse en canchas de Estados Unidos.
Aunque los logros futbolísticos aún están por verse porque la selección mexicana no tiene un nivel para estar entre los mejores, la eterna y mágica neurosis comunicativa empieza su campaña para idiotizar al pueblo con mensajes de ilusión y falsas expectativas que solo confunden y al final se vuelven frustración y enojo.
Así lo marca la historia y esta vez no será la excepción.
Y dentro de este mundo loco, nuestros admirados y bien ponderados políticos también se suben al tren de la euforia y oportunismo.
No hay día en que no declaren que gracias al mundial el país recibirá a casi seis millones de aficionados que reactivarán la economía y que seremos un pueblo admirado por todo el mundo y creceremos como nunca.
Taparán mil baches, modernizarán el aeropuerto capitalino para dejar una buena impresión a los visitantes, abrirán nuevas vías de comunicación para llegar al estadio, inaugurarán cuatro mil canchas de futbol en todo el país para que miles de niños lo practiquen y se alejen de las drogas, y un sinfín de declaraciones vacías, acciones fallidas y sin sustento que solo sirven para distraer de los múltiples problemas que agobian a México.
Para nuestros brillantes políticos el Mundialito de 13 partidos en nuestro país acabará con los males acuñados por décadas de corrupción y malos gobiernos. No seamos ilusos, la verdadera Copa del Mundo será en Estados Unidos. En México nada cambiará.
Ojalá dejemos de soñar y ya no aceptemos más migajas que solo sirven para entretener al pueblo.
El cargo Más migajas para entretener al pueblo / Por José Hermilo Amezcua Domínguez apareció primero en Reporte 32 MX, El medio digital de México.
