El secretario de Transporte de Estados Unidos, Pete Buttigieg reconoció que los problemas en la cadena de suministros de ese país durarán hasta el año 2022, e instó a aprobar el proyecto de ley de infraestructuras para minimizar el impacto de esas perturbaciones.
“Ciertamente, muchos de los desafíos que hemos venido experimentando este año continuarán durante el próximo. Pero hay pasos tanto a corto como a largo plazo que podemos tomar para hacer algo al respecto”, dijo Buttigieg durante una entrevista con la cadena CNN, publicó la agencia EFE.
Desde que se empezaron a relajar las restricciones a la movilidad y a la actividad económica por la pandemia de Covid-19 en gran parte del mundo, la demanda de bienes y servicios ha experimentado un crecimiento repentino al que los fabricantes y transportistas no han sido capaces de dar respuesta, lo que ha generado un cuello de botella.
Uno de los mejores ejemplos de esta situación son los puertos de Los Ángeles y Long Beach en EU, los dos mayores del país y que viven una situación de colapso, con largas colas de enormes cargueros fondeando frente a los muelles a la espera de poder atracar y descargar sus mercancías, una tarea que puede demorarse hasta doce días.
Buttigieg recalcó que parte de lo que está ocurriendo no tiene que ver solo con los suministros, sino con la demanda, que está “por las nubes”.
“Este es un ejemplo más de por qué tenemos que aprobar la ley de infraestructuras. Ese plan del presidente tiene 17,000 millones de dólares solo para los puertos, y tenemos que lidiar con los temas de largo plazo que han hecho que seamos vulnerables a este tipo de atascos cuando fluctúa la demanda”, agregó Buttigieg.
El plan de infraestructuras está valorado en 1.2 billones de dólares y fue aprobado en el Senado hace semanas con apoyo de los dos partidos, pero todavía está pendiente de aprobación en la Cámara Baja, que quiere votar sobre el tema el 31 de octubre.
Ese proyecto para reconstruir carreteras y puentes y mejorar otras infraestructuras del país es una de las dos patas de la agenda económica del presidente Joe Biden; la otra, pendiente de aprobación en el Senado, busca expandir los programas sociales, combatir la crisis climática y subir los impuestos a grandes empresas y ricos.
Esta semana, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajara las previsiones de crecimiento global de este año a 5.9 por ciento, una décima menos que hace tres meses, debido en parte a los problemas en las cadenas de distribución mundiales.
El Fondo rebajó además en un punto porcentual el crecimiento estimado para este año en Estados Unidos, que será de 6 por ciento, como consecuencia de “una moderación del consumo en el tercer trimestre del año y a las alteraciones en la cadena de suministros”.
El pasado miércoles, Biden aseguró que espera arreglar la congestión actual en la cadena de suministro nacional manteniendo abiertos los puertos más importantes del país a todas horas, de lunes a domingo.